miércoles, 11 de noviembre de 2020

¿Por qué deberías tomar clases de teatro si no deseas ser actor o actríz?

Las artes escénicas son parte medular de la formación de profesionales que parecerían estar alejados de ellas.  Transitando las artes teatrales, las personas pueden descubrir la complejidad de la estructura y funcionamiento de sus principales mecanismos como ser humano, porque este conocimiento no debe de ser sólo teórico, sino que debe permitirle desarrollar su inteligencia, voluntad, libertad, liderazgo y la capacidad de adaptación al medio que lo rodea. Le permite encontrar valores, capacidades y potencialidades expresivas que le ayudan a superar sus miedos, desánimos e inseguridades que provienen de la ignorancia de sus posibilidades reales, que en cada ser humano son muy superiores a aquellas que normalmente experimenta.

Mi formación teatral abraza todas las clases que imparto, otorgando una magia extra a la técnica que merecen materias como oratoria o PNL.

Enseñar es transmitir conocimiento y brindar herramientas para que el alumno se acerque a la mejor versión de sí mismo.

Al dedicarte a cuestiones humanísticas, como en mi caso, que son la oratoria, la expresión corporal, el teatro, la comedia, y relacionados, es imposible enseñar estrictamente la materia en cuestión. Siempre se relaciona con elementos de la vida cotidiana, se aborda inevitablemente el humor en algún momento y en otro, cuestiones más profundas que hacen a la realidad de los alumnos. La herramienta y el canal en este caso, es la persona misma. Y en el caso de emprendedores es muchas veces a la vez, el producto.

Un buen maestro enseñará además a pensar, a cuestionar, a dudar, incluso a buscar otros docentes que enseñen algo diferente.

No es necesario dedicarte al teatro o creer que tienes condiciones para tomar mis clases.

Un buen ingeniero, por ejemplo,  debe ser capaz de comunicarse adecuadamente en todas circunstancias y debe estar preparado para tomar decisiones que únicamente la interacción personal le ayudará a resolver y adaptarse a las circunstancias de toda índole.

Atrévete a tomar clases de teatro. Nadie te obligará a interpretar a Hamlet o a hacer de payaso que recibe pasteles de crema en su rostro. Si no es teatro concretamente podrás optar por oratoria, dinámica expresiva, incluso stand up comedy (monólogos cómicos) , que serán clases que te ayuden a interactuar con el público y a potenciar tu capacidad humorística a la vez. Independientemente de que luego elijas subir o no a un escenario a hacerlo.

Belen Caccia profesora de oratoria

Belén Caccia

www.belencaccia.com




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